Liverpool ya piensa en Kiev.

Los dirigidos por Jürgen Klopp, con un Mohamed Salah estelar, aplastaron 5-2 a la Roma por una de las Semifinales de la UEFA Champions League. El egipcio, que aportó dos goles y dos asistencias, fue la gran figura de los Reds que llegaron a tomar una distancia de cinco tantos en el marcador. Sendos descuentos en el tramo final cimientan la esperanza de los de la capital italiana.


En Anfield, los Reds de Klopp extendieron su buen momento y lograron una diferencia que se adivina decisiva en la pugna por llegar a la final en Kiev. Comenzó mejor el equipo italiano pero fue Liverpool quien destrabó el marcador en el tramo final de la primera parte gracias a dos goles Mohamed Salah, enorme figura. En el comienzo del complemento otras dos participaciones del egipcio terminaron en los tantos de Mané y Firmino y el propio brasileño sentenció la historia con un cabezazo a placer tras un córner servido por Milner. El conjunto Giallorossi reaccionó en el epílogo, achicó a tres la diferencia y sueña, con el antecedente de la remontada ante el Barcelona mediante, con revertir la historia en el Olímpico de Roma.

Apoyada en el despliegue de Nainggolan y en la movilidad de Dzeko, que por entonces tenía en jaque a los centrales locales, la Roma empezó mejor y hasta tuvo una chance clarísima en el botín de zurdo de Kolarov, que con un lejano y preciso disparo sorprendió a Karius y estremeció el travesaño.

El ingreso del holandés Wijnaldum, por el lesionado Oxlade-Chamberlain, revitalizó el mediocampo local que, de a poco, fue tomando las riendas del partido. Dos veces lo tuvo el errático Mané y falló en la puntada final: primero elevó un zurdazo tras incontenible corrida sobre la izquierda y luego, con el otro pie, levantó una cesión de Salah desde la derecha. El egipcio, desde aquel sector y con un colocado remate, exigió la respuesta de Allison.

El propio Mohamed Salah destrabó la historia en el minuto 36. Se juntó con Firmino y apenas adentrado en el área mayor, sobre la derecha, recortó para su botín zurdo y disparó al ángulo superior derecho. Inatajable. Pudo aumentar Lovren, con un cabezazo al travesaño, y en el cierre del primer capítulo otra vez Salah puso su sello. Comandó la contra Firmino y encontró la diagonal del egipcio, de la derecha hacia el centro, que se deshizo de Juan Jesús para luego vencer la desesperada salida de Allison hasta el borde del área grande con una sutileza de zurda.



La tendencia se mantuvo tras el reinicio y Liverpool, cómodo de contragolpe, aprovechó los espacios. Al minuto 56 Salah, tras una pelota larga de Alexander-Arnold y en posición indebida, rompió la línea de la defensa, llegó al fondo y cedió al medio para que Mané se sacudiera la mufa y estableciera el tercero. Y cinco minutos más tarde, en una acción disímil en su concepción pero similar en su finalización, llegó el cuarto: Salah, sobre la derecha, dejó en ridículo a su marcador Juan Jesús y nuevamente cruzó el centro bajo para que Firmino empujara junto al palo opuesto.

Otra vez Firmino, de cabeza y tras un córner de James Milner (de gran labor), pareció definir la llave. Tras cartón fue preservado Salah, Liverpool bajó la intensidad y Roma creyó en achicar distancias para mantener viva la ilusión.



Schick, que reemplazó al inexpresivo Ünder en el entretiempo, avisó con un rebote fortuito que pasó desviado y un cabezazo que controló Karius. En el minuto 81 llegó el primer descuento: Dzeko tuvo su justo premio cuando controló con el pecho y definió al primer palo del portero alemán un balón por elevación de Nainggolan que superó a Lovren.

Cuatro minutos más tarde un envío del mediocampista belga dio en la mano de Milner y el argentino Perotti, que ingresó en buen nivel, canjeó el penal por gol con un disparo a la izquierda.

Dzeko, con un remate apenas alto desde el borde del área mayor y un desborde por la izquierda y una posterior habilitación a la que no llegó el propio Perotti, se anotó las últimas aproximaciones de la visita.

Liverpool y Salah fueron letales y ven la final de Kiev al alcance de la mano. La Loba sueña con una nueva remontada. El milagro que obró ante Barcelona sustenta su esperanza.

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